martes, 4 de marzo de 2008

El Casón del Buen Retiro reabre sus puertas





Por fin podemos volver a disfrutar de este maravilloso edificio, perteneciente a las edificaciones del siglo XVII del Palacio del Buen Retiro, proyectado en época de Felipe IV. En su origen era el Salón de bailes, creado en 1667 por Alonso Carbonell. Queda también en píe el antiguo salón de Reinos donde hoy podemos ver el Museo del Ejercito; y la Iglesia de los Jerónimos, perteneciente también al recinto del Palacio del Buen Retiro.
El edificio tal y como lo han podido observar los habitantes de Madrid durante el siglo XX, responde a una posterior ampliación en el siglo XIX donde se le añadieron las dos fachadas neoclásicas, por las que hoy accedemos a su interior. Destacó dicho Casón por sus excelsos techos decorados por Luca Giordano, pintor napolitano que entre otras obras, realizó, para el salón principal de dicho edificio una obra magna, La Alegoría del Toisón de Oro. El siglo XX para el Casón (llamado así por su aspecto desangelado) supone un siglo de cambios, utilizado para diversos fines, incluido pinacoteca dependiente del Museo del Prado, desde 1971, para la colección del mismo perteneciente al siglo XIX. Con el crecimiento infinito de dicha colección en 1977 se decide volver dichas pinturas al Prado, pero el Casón seguirá actuando de pinacoteca, pues allí irá a parar el Legado de la vida de Miró, o el de Picasso, con su famoso Guernica; el cual dejó la sala principal en el 1992, cuando decide trasladarse al Museo Reina Sofía, sede actual del mismo y centro de arte del siglo XX. Hasta el año 1996, fecha en la que cerró sus puertas, quedaron allí algunas exposiciones de artistas españoles como Casas o Rusiñol. Y así es como en 1997 comienzan las arduas labores de restauración, siendo su objetivo principal, sanear las humedades y restaurar positivamente el precioso legado de Giordano. Y por este motivo, y aunque su definitiva inauguración será en otoño del 2008, en estos momentos podemos disfrutar, hasta mayo de unas jornadas abiertas y de una preciosa exposición sobre Luca Giordano, el verdadero decorador de dicho edificio. Luca Giordano nació en Nápoles en 1634, y está considerado como uno de los pintores exponentes del barroco italiano y español. Se caracterizó por su rápido aprendizaje y rápida ejecución de sus obras. Pronto resultó ser un gran fresquista y, de manera inigualable un gran conocedor de sus coetáneos, y un gran imitador de grandes maestros. Giordano estuvo en España desde 1692 y 1702, siendo el pintor principal durante el reinado de Carlos II. Actuó en El Escorial, en Aranjuez y finalmente en el Casón, del que solo queda su Salón de Embajadores.
Junto a estas destacadas obras, realizó encargos de mediana envergadura, así como muchos oleos y dibujos. Muchas de estas obritas podemos admirarlas hoy en el Casón gracias a esta preinaugural exposición. En ellas podemos ver mostrado lo que ya citábamos anteriormente, ese gusto del artista por pintar "alla maniera di", no solo imitaba estilos, también soportes, e incluso los envejecía. Llegó a falsificar firmas, como ocurrió con dos Sagradas Familias de Rafael. Esto hizo que durante muchos años, obras de sus autoría no pudieran ser fielmente identificadas, y creo, dentro de su estudio, un capitulo incierto y desconcertante que gracias a las nuevas formulas, hoy es un dato anecdótico.
Pero donde uno realmente se va a quedar anonadado es en el Salón central, pues la muy restaurada bóveda vuelve a brillar en todo su esplendor.


La Alegoría de la Monarquía Española, perfectamente retocada se nos muestra con toda la realeza que pretendió mostrar en su origen. La narración del cuadro comienza en el testero este, por donde supuestamente entraban los embajadores, para los que estaba hecho el mensaje. La historia que allí se nos cuenta, es el momento en que Hércules le entrega a Felipe el Bueno, fundador de la Orden del Toisón de oro, el vellocino de oro, para que lo coloque en el collar de su orden. Símbolo representativo, a partir de este supuesto momento de dicha orden. Pero junto a este pasaje, se desarrolla otra historia iconográfica protagonizada por el Parnaso y la Bóveda Celeste, hasta alcanzar el lado oeste. En dicho lado se puede ver a la Monarquía Española, representada por una matrona sentada sobre un globo terráqueo, y rodeada de diferentes pueblos, humillándose ante ella y su poder emanado. Los laterales de la bóveda, en los lados correspondientes a los lunetos se observan las musas y filósofos, siendo la sabiduría y el conocimiento la base donde se asienta el poder monárquico español. Todo un despliegue propagandístico acerca del poder conservado y proyectado por la monarquía española de aquellos siglos. Un esplendor que hoy se nos descubre, para que en pleno siglo XXI gocemos de su valía y nos sintamos trasladados al esplendor del siglo XVII.

Si aun con todo esto no os he logrado convencer para acudir a verlo, otro dato que puede ayudar es el hecho de que de manera gratuita y amena podáis disfrutar de la bella Magdalena Penitente de Rivera, fuera del Museo del Prado. Si alguien quiere observar un rostro bello, quasi divino, que no dude que allí lo hallará.

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