viernes, 9 de abril de 2010

Indignacion



Es posible que a causa de llevar doce días madrugando, y haberme hecho una guardia de cuatro días mientras el resto del mundo disfrutaba de su tiempo libre, me halla desquiciado los nervios. Pero creo que también ha podido contribuir a ello mi entorno. Diría hostil, pero quizás sea excesivo, mejor diré maleducado, irrespetuoso, vago, y sinvergüenza. El martes, tomando algo con mi amiga Maje hablábamos justamente de esto, de la caradura que tiene la gente en sus puestos laborales, y como abusan de aquellos que por naturaleza salimos educados y trabajadores. Pero al igual que nuestra esencia es así, a veces creo que hubiera preferido nacer vaga, sin inquietudes, y vivir así, sin pena ni gloria. Y no es que envidie esa actitud, sino que creo que a veces la ignorancia es un bien preciadísimo. También la ineptitud es bastante valorada en algunas ocasiones. La facilidad de algunos seres para ignorar sus responsabilidades, para delegar cosas en el de al lado, en abusar de la disponibilidad del de enfrente, de exigir cuando no pueden, de recriminar sin corresponderles, de presuponer que debes hacer algo sin ser cierto. Y todo ello es posible por que por suerte o por desgracia, mis padres tuvieron a bien darme una buena educación, respetar a aquellos que conviven o con los que me cruzo en el mundo. Y a veces, me dan ganas de mandar todos esos modales a la mierda, de decir las cosas como son, de explicarles, sin demasiadas buenas palabras a la gente, que hay cosas que en esta vida que se hacen por amistad, pero no por obligación. Quizás ellos que nunca han hecho nada por nadie, y que no ven más allá de sus narices, seguramente más por ignorancia que por inteligencia no sean capaces de apreciar dichos gestos, ni siquiera creo que sospechen que existen. Así que, en días como el de hoy, lo mejor es ser uno mas en la oficina, hablar poco o nada, y esperar que el día termine lo antes posible, para no llegar a alguno de los episodios que anhelo y he comentado anteriormente. Si el lunes tengo que venir a trabajar será porque además de educación mis padres me dieron también un buen grado de autocontrol.