miércoles, 9 de septiembre de 2015

NEW YORK NEW YORK (III parte)

Chinatown, Little Italy, Lower Manhattan y Ferry Staten Island

Día 29. Sábado.
El cambio horario hacía mella, y a las 7 estábamos todos en píe, desayuno americano, y a la calle. Nuestra última amiga que volaba con American Airlines y salía el sábado nos narraba una nueva incidencia, su avión había tenido que volver tras llevar dos horas largas ya de vuelo, y la habían dejado en tierra hasta el domingo. Estábamos indignados.
Volvimos a nuestro admirado metro, de nuevo otra sorpresa, la línea azul en fin de semana cambia de trayecto para coger la F, genial, allí ni megafonía, ni luminosos, ni paneles ni nada. Menos mal que una mujer amable nos hizo ver el cambio ante nuestras voces de sorpresa. Así que cambiamos la ruta del día, improvisar o morir.
*   La gente en NY habla casi siempre español, pero no son extremadamente agradables, a excepciones como en todas partes. Dicen que la gente de la costa este es así…se hace un poco desagradable.

Chinatown un poco decepcionante, eso si un parque lleno de gente haciendo taichí, mucho mercado callejero y gente en la calle vendiendo de todo de tapadillo. No os esperéis la pagoda ni nada igual. Little Italy dice Bienvenutti, pero sigue siendo China, y poco más…merece verlo porque hay que vivirlo si no no has estado en NY.


Y llegamos por Canal Street a Brodway, da subidón al principio, luego te cansas, pues la calle más larga de NY la paseas y cruzas por donde vas, y al final no parece tan interesante. Eso si cambia en cada tramo acorde a cómo cambia la ciudad.  

Bajo Manhattan el mundo del rascacielos, una ciudad de gigantes donde el ser humano es una hormiga, una impresión para vivirla e inigualable. Trinity Church, iglesia de 1826 en medio de esa inmensidad de hormigón, hierro y cristal. Wall Street, que en fin de semana mantiene cierta calma, torito de Arturo Di Modica’s donado a la ciudad y que se quedó tras que el pueblo lo quisiera así, y respectiva foto tocando huevos y cuernos para que de suerte, la foto eso sí, imposible en solitario.
Y por fin puntita y estación de ferry de Staten Island. Ferry gratuito donado por un magnate a la ciudad, primero costaba una simbólica cifra de o.25 centavos, pero al final era un incordio y se quedó gratuito. Nuestro consejo tras nuestra experiencia, ir al fondo del todo a la terraza y quedarse en la parte derecha para ver lo más cerca posible la pequeña, achatada y simbólica estatua de la libertad.
A la vuelta (pasan cada 30 minutos) mismo sitio de colocación para ver la que para mi fue la imagen: Manhattan de frente en su esplendor, allí por fin fui consciente de que estaba en NY.




A la salida del Ferry unos geniales bailarines urbanos amenizaron la llegada, y cogimos metro a casa a comer algo allí y reposar, teníamos larga tarde por delante. 




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